La tormenta solar prevista para azotar la Tierra ha generado una gran expectación debido a la posibilidad de que las auroras boreales sean visibles en lugares atípicos, incluidos varios estados sureños de Estados Unidos. Según el Centro de Predicción del Clima Espacial de la NOAA, esta tormenta geomagnética severa es el resultado de una erupción solar significativa detectada el viernes pasado. La llegada de esta tormenta está programada para algún momento entre la mañana del domingo 1 de junio y el lunes 2 de junio de 2025, dependiendo de la velocidad y dirección del fenómeno.

Los científicos de la NOAA han clasificado esta tormenta solar como de nivel 4 de 5en la escala de severidad, considerada muy poderosa. Esto implica la posibilidad de que los efectos en la magnetosfera terrestre sean lo suficientemente intensos como para desplazar las auroras boreales hacia latitudes más bajas de lo habitual. Geoff Steenburgh, un meteorólogo espacial de NOAA, manifestó tener cierta confianza en que este evento resultará en una tormenta severa, capaz de iluminar los cielos hasta tan al sur como Alabama y Carolina del Norte.
Las auroras se generan cuando el flujo de partículas cargadas del sol, empujadas por una eyección de masa coronal, interfiere con el campo magnético de la Tierra. Este fenómeno suele liberar impresionante luz en el cielo, principalmente verde y púrpura en altas latitudes. En lugares más al sur, como Virginia o Alabama, el espectáculo podría mostrarse en tonos más rojizos, según las indicaciones proporcionadas por NOAA y diversos expertos, como el coordinador de servicio de NOAA, Shawn Dahl, y la especialista en clima espacial Tamitha Skov.
El Centro de Predicción del Clima Espacial ha emitido alertas indicando que mientras no se esté bajo una cubierta de nubes o se imponga una fuerte contaminación lumínica, las auroras serán visibles. Sin embargo, las condiciones climáticas serán decisivas para la observación óptima del fenómeno. La NOAA prevé cielos despejados en una gran parte del noroeste del Pacífico, y en zonas del norte, como Dakota del Norte y Pensilvania.
El efecto de estas tormentas solares va más allá de las impactantes auroras. Históricamente, los eventos de magnitud similar han tenido consecuencias en sistemas eléctricos, obligando a desviaciones de rutas de aviones debido a interferencias de radio y afectando la precisión de los sistemas GPS. En pasadas tormentas graves, algunas redes eléctricas registraron irregularidades en el voltaje, y diversas operaciones satelitales, incluyendo las de Amazon y Starlink, se vieron obligadas a entrar en modo seguro.
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