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Ciencia

Reconstruyen el rostro de una mujer de 3.600 años a partir de ADN extraído de una muela

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Una técnica de análisis genético permitió recrear la apariencia de una persona prehistórica revelando datos únicos sobre su grupo cultural y sus costumbres milenarias

Un equipo de investigadores ha logrado reconstruir el rostro de una mujer que vivió hace entre 3.550 y 3.960 años en el antiguo Japón, utilizando tecnología avanzada de secuenciación genética. Según informó el medio británico Daily Mailel análisis se realizó a partir del ADN extraído de una muela de la mujer encontrada en 1998 en la isla Rebun, ubicada frente a la costa de Hokkaido. La técnica usada no solo permitió recrear su apariencia física, sino que también arrojó luz sobre las características biológicas y culturales del pueblo Jōmon, al que pertenecía.

La mujer, descrita como una anciana de cabello oscuro y rizado, ojos marrones y piel con pecas, vivió durante el período Jōmon, considerado el equivalente japonés del Neolítico. Este grupo humano, que habitó el archipiélago japonés durante aproximadamente 50.000 años, se caracterizaba por su estilo de vida de cazadores-recolectores y por su distintiva cerámica decorada con patrones de cuerda, de donde proviene el nombre “Jōmon”, que significa “marcado con cuerda”.

Un análisis genético que revela rasgos únicos

El genoma de la mujerEl genoma de la mujer se secuenció a partir del ADN extraído de un molar (Crédito: The National Museum of Nature and Science, Tokyo)

El ADN de la mujer fue extraído en 2018 por el antropólogo Hideaki Kanzawa, del Museo Nacional de Naturaleza y Ciencia de Tokio. Según detalló Daily Maillos resultados del análisis genético revelaron una serie de características físicas y biológicas que diferencian a los Jōmon de otras poblaciones asiáticas. Entre estos rasgos se encuentran una alta tolerancia al alcohol, una dieta rica en grasas, axilas con mal olor y cerumen húmedo, una combinación genética que contrasta con el 95% de los asiáticos orientales actuales, quienes poseen cerumen seco.

Estos hallazgos sugieren que los Jōmon se separaron de las poblaciones del continente asiático hace entre 38.000 y 18.000 años, desarrollando características genéticas únicas. Por ejemplo, la variante genética que favorece la digestión de alimentos grasos, presente en esta mujer, también se encuentra en el 70 % de las poblaciones árticas modernas, pero está ausente en otros grupos demográficos. Esto refuerza la hipótesis de que los Jōmon dependían en gran medida de la pesca y la caza de animales ricos en grasas, tanto terrestres como marinos.

Un estilo de vida adaptado al entorno

El pueblo Jomōn subsistía enEl pueblo Jomōn subsistía en gran medida a base de animales grasos marinos y terrestres, así como de frutas, nueces, bellotas y moluscos (Wikimedia Commons)

Kanzawa explicó que los Jōmon de Hokkaido se dedicaban a la caza de animales terrestres como ciervos y jabalíes, así como a la pesca y la caza de fauna marina, incluyendo lobos marinos, leones marinos de Steller, delfines, salmones y truchas. En el yacimiento de Funadomari, donde se encontró a esta mujer, se han desenterrado numerosas herramientas y restos relacionados con estas actividades, lo que confirma la importancia de los recursos marinos en su dieta.

Además de su dependencia de alimentos grasos, los Jōmon recolectaban frutas, nueces, bellotas y moluscos de las aguas del Pacífico. Su cultura también estaba marcada por rituales y ceremonias, como el entierro de bebés en grandes tinajas y la colocación de ofrendas y adornos en las tumbas. La cerámica de este período frecuentemente representaba a mujeres embarazadas, lo que sugiere un enfoque en la fertilidad y la continuidad del grupo.

Conexiones genéticas y diversidad cultural

Aunque los Jōmon son distintos de los japoneses modernos, Kanzawa señaló que están más estrechamente relacionados con ellos, así como con los coreanos, taiwaneses, filipinos y rusos orientales, que con los chinos Han. Esto proporciona información valiosa sobre la historia genética y las estructuras de población en el este de Eurasia.

El análisis también reveló que los Jōmon no eran un grupo homogéneo, sino que probablemente estaban divididos en dos o tres subgrupos distintos. Este nivel de diversidad interna podría explicar las diferencias culturales y genéticas observadas en los restos arqueológicos de diferentes regiones del archipiélago japonés.

Prácticas culturales y rituales únicos

Entre las prácticas culturales más llamativas de los Jōmon se encuentra la extracción ritual de dientes, que se realizaba al alcanzar la pubertad. Aunque las razones detrás de esta costumbre aún no se comprenden por completo, los investigadores esperan que estudios futuros basados en el ADN puedan arrojar más luz sobre su significado.

La reconstrucción del rostro de esta mujer y el análisis de su ADN evidencia la importancia de la tecnología moderna para comprender mejor las sociedades antiguas. Según el experto Kanzawa, estos hallazgos constituyen un paso significativo hacia la reconstrucción de la historia de las poblaciones humanas en el este de Asia y su evolución a lo largo de milenios.

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Ciencia

Así será el verano 2025 en Estados Unidos según el pronóstico anticipado

La NOAA proyecta condiciones inusuales en distintas regiones del país, con impactos en sequías, tormentas y olas de calor

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Una ola de frío a finales de la primavera que batió decenas de récords de temperatura en los estados del norte no es una señal de que el verano en Estados Unidos será más fresco de lo habitual.

Durante la próxima semana se espera que el clima fresco desaparezca, dando paso a condiciones cada vez más cálidas con el inicio del verano meteorológico el 1 de junio.

Esa tendencia es consistente con la perspectiva estacional de temperatura de la NOAA para el periodo de junio a agosto, que sugiere que es probable que se presenten condiciones más cálidas de lo normal en gran parte del país, especialmente en los estados del oeste, noreste y sur.

El verano pasado fue el cuarto más cálido registrado y uno de los más húmedospara los Estados Unidos continentales. Fue el verano más caluroso registrado a nivel mundial.

A medida que el planeta sigue calentándose, los casos en los que las temperaturas son inferiores a la media durante toda una estación son cada vez menos comunes. Y hay pocos indicios de que la próxima estación se aparte de esta tendencia en curso.

Este verano, las olas de calor marinas a lo largo de la costa este podrían aumentar la frecuencia de lluvias tropicales, tormentas y niveles de humedad, mientras que en el oeste la sequía podría intensificarse.

Lo que hay que saber sobre las previsiones para el verano

Las perspectivas estacionales no cuentan con el alto nivel de precisión que tienen los pronósticos meteorológicos.

Sin embargo, se pueden predecir con cierto grado de éxito patrones generales sobre si la estación será inusualmente cálida, fresca, húmeda o seca.

Basándose en el estado de los factores climáticos globales, como El Niño y La Niña, los modelos climáticos estacionales —desarrollados por más de una docena de agencias meteorológicas de todo el mundo— ofrecen un panorama de los patrones probables para los próximos meses.

Es un poco como conocer la temática de una fiesta de disfraces: se tiene una idea general de qué esperar, pero no exactamente cómo vendrá vestido cada invitado o a qué hora llegará.

Temperaturas: se espera calor

Según las previsiones de temperatura, la temática de la fiesta será tropical.

Se prevén temperaturas por encima o muy por encima del promedio en gran parte de Estados Unidos. Las probabilidades de un verano más cálido de lo habitual son más altas en los estados del oeste, donde las condiciones de sequía podrían intensificar la intensidad de las olas de calor.

También se pronostican temperaturas superiores a la media para la costa este, incluida Washington. En el noreste y la región del Atlántico medio, cuatro de los últimos cinco veranos han presentado temperaturas generalizadas por encima del promedio.

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Ciencia

Cuánta proteína necesitas realmente: lo que dice la ciencia y los mitos que deberías olvidar

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La proteína es uno de los nutrientes más promocionados en redes sociales, productos de supermercado y planes de entrenamiento. Sin embargo, la ciencia señala que, si bien es fundamental para funciones como el desarrollo muscular y la recuperación, su consumo desmedido no genera los efectos milagrosos que suelen publicitarse, según The Washington Post.

Después de un entrenamiento intenso, consumir proteína junto con carbohidratos puede ayudar a reponer las reservas de energía y acelerar la recuperación más eficazmente que los carbohidratos por sí solos, según explicó Shawn Arent, investigador de nutrición deportiva.

Además, ingerir una pequeña cantidad de proteína antes de dormir —como un yogur o un puñado de nueces— podría estimular la construcción muscular durante la noche.

La proteína extra no necesariamente ayuda a bajar de peso

Uno de los mitos más difundidos es que aumentar el consumo de proteína puede facilitar la pérdida de peso. Aunque este nutriente proporciona mayor saciedad y obliga al cuerpo a gastar más energía en su digestión, el efecto real sobre la pérdida de peso es mínimo.

En ese sentido, Stuart Phillips, profesor de kinesiología, aclara que el gasto calórico adicional por digerir proteína es muy pequeño y poco significativo en el control del peso corporal.

El suero no es imprescindible

El mercado de suplementos ha popularizado el consumo de batidos de proteína de suero, posicionándolos como esenciales para quienes buscan ganar músculo.

Sin embargo, expertos como Nicholas Burd sostienen que esta visión es producto de agresivas campañas de marketing. Alternativas como el yogur griego o el salmón ofrecen cantidades similares de leucina, el aminoácido clave para estimular el crecimiento muscular.

¿Qué pasa si comes demasiada proteína?

Phillips advierte que nuestro cuerpo solo puede utilizar alrededor de 0,4 a 0,5 gramos de proteína por kilogramo de peso corporal en una sola comida.

Consumir porciones excesivas no se traduce en más músculo: simplemente termina eliminándose a través de la orina, haciendo que se desperdicien costosos suplementos o alimentos ricos en proteína.

Para personas sedentarias, la recomendación oficial es consumir 0,8 gramos de proteína por cada kilogramo de peso corporal al día. Esto equivale, para la mayoría, a unos 45 a 60 gramos diarios, presentes en alimentos como dos pechugas de pollo, una lata de atún y un pequeño puñado de almendras.

 

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