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Fort Myers: un paraíso convertido en ruinas por el huracán Ian

Otros ciclones pasaron por esta ciudad del condado de Lee, pero ninguno —ni siquiera el devastador Charley— causó la magnitud de devastación que se ve hoy.

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Fort Myers huracán

En la carretera I-75 hay un camión con acoplado volcado, sus 18 ruedas al aire. En un trailer park completamente anegado, una de las casas precarias muestra su sala decorada con escombros: se le ha volado el techo y una pared entera. La carretera elevada a Sanibel ha perdido un segmento. Hay embarcaciones encalladas en las entradas de edificios alejados de la costa; una ha quedado encima de una camioneta. El primer piso de un centro comercial se limita a sus cimientos a la vista. El muelle es una serie de palotes que dibujan una T sobre el agua.

Apenas el martes 27 era un paraíso de las actividades al aire libre, “todo diversión y juegos”, como dice su web turística. Pero el miércoles 28 la localidad recibió de lleno el impacto de Ian como un huracán de categoría 4. El enorme tamaño del ciclón, 500 millas de diámetro (800 kilómetros, bastante más que los 582 de ancho de la Florida), y sus vientos de 150 millas (241 kilómetros) por hora le otorgaron una capacidad destructiva única. Pero, además, Ian avanzó sin apuro, tomándose su tiempo en destrozar todo a su paso de 9 millas (14 kilómetros) por hora.

Fort Myers huracán

“Fue horrible, no terminaba más”, dijo al New York Post Gavin Oihus, un residente de 60 años. “En el momento en que uno pensaba que venía un respiro, volvía a empezar. Nunca, nunca sentí ráfagas de viento como las que tuvimos”. Él estuvo en Florida cuando pasaron Andrew, Charley e Irma, pero ninguno lo preparó para Ian: “Nunca vi un huracán tan catastrófico”.

The News Press, el medio local, parte del grupo de USA Today, contó la perspectiva de dos hermanos, Mitch y Mike Stough, que se refugiaron en el tercer piso del Estero Island Beach Club, donde trabajaba uno de ellos. “Nuestro auto salió volando”, recordó Mitch la visión desde la ventana. Poco después la calle, Estero Blvd, era un río de corriente caudalosa.

Al cabo de un tiempo que parecía estirarse y estirarse, los hermanos empezaron a ver otras cosas: “La tienda 7-Eleven ha desaparecido. El sports bar The Whale ha desaparecido. Todos los restaurantes han desaparecido”, describió Mitch. “Todo Times Square ha desaparecido. Es tierra arrasada”.

Luego de producir la tercera marejada ciclónica más alta de la historia de los Cayos de la Florida e inundar las calles de Naples con crecidas de hasta 5 pies (1,5 metros), los vientos destructivos de Ian golpearon brutalmente Cayo Costa primero (donde afectó las poblaciones en las islas de Sanibel y Captiva) y luego Punta Gorda (al norte de Ft Myers). El huracán borró la faz conocida de la playa de Fort Myers y las islas de barrera del condado de Lee.

El nivel del mar llegó 7 pies (2,1 metros) por encima de la marca alta promedio. La marejada ciclónica trepó hasta 12 pies (3,6 metros).

Fort Myers huracán

En ese momento comenzaron a sonar las líneas de emergencia: “Sabemos que hay personas en zonas de alto riesgo que no evacuaron”, observaron las autoridades del condado. “Algunas ya llamaron, y se está haciendo una lista y se los auxiliará cuando las condiciones lo permitan”.

Dan Allers, del consejo en Fort Myers Beach, dijo a CNN que, si bien nunca se hizo ilusiones sobre la tormenta, tampoco anticipó lo sucedido. Desaparecieron comercios que identificaron a la comunidad durante décadas. Desaparecieron casas, pero no solamente las de construcción americana de paredes huecas: “Casas de ladrillo, casas sobre pilotes. Es una devastación total”.

A diferencia de él, el matrimonio de Jane y Robert Negrin sí alentaó fantasías que los pintaban fuera de peligro: se convencieron de que la tormenta golpearía más al norte. Ambos son adultos mayores y habían enfrentado otros ciclones. Estaban listos, creyeron. Cuando comprendieron su error, dijeron al New York Post, ya era tarde para evacuar.

Se resguardaron entonces en su apartamento, en un piso 24 sobre el río Caloosahatchee River. Pero el edificio, una inmensa construcción de concreto, comenzó a temblar cuando el huracán lo golpeó una y otra vez. “Se balanceaba”, dijo Robert. Previendo que faltarían servicios públicos, llenaron la bañadera: “El agua se agitaba, salpicaba”, agregó.

El pastor James Macon, de River Church, vive en la comunidad desde 1982. “No encuentro las palabras”, le dijo a BBC. “Nunca vi algo así en todos mis años en la Florida”. La agencia británica también consultó a otro residente veterano, Patrick Hallquist: “Estuve en varios huracanes y esta es la peor marejada ciclónica que vi en mi vida”.

El meteorólogo Brandon Miller, de CNN, comparó la llegada de Ian a la de Charley en 2004: fueron las tormentas más violentas en golpear la costa oeste del estado, con vientos de 155 millas (248 kilómetros) por hora. Charley, que históricamente sigue a Andrew (1992) por sus características, tocó tierra muy cerca del lugar donde lo hizo Ian, en Captiva Island, y desde allí avanzó también a Punta Gorda. Siguió en dirección nor-noreste devastando ciudades como Port Charlotte, Cleveland y Sebring. Dejó 15 muertos y atravesó el centro y el este de Orlando.

Pero Ian “es mucho, mucho, mucho más grave que Charley”, dijo Ron DeSantis, gobernador de la Florida. Su pedido de declaración federal de “desastre grave” fue cumplido de inmediato por el gobierno de Joe Biden. Nadie dudó sobre la magnitud del fenómeno.

Nick Underwood, ingeniero de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) que explora el interior de las tormentas, dijo sobre el vuelo que realizó dentro de Ian: “Fue el peor de mi vida”. Nunca había visto “tanta actividad eléctrica en el ojo de un huracán”.

Los daños que se esperaban fueron superados por la realidad. Algunas casas de Fort Myers fueron tragadas por el golfo de México y sólo los rectángulos que marcan sus bordes, ahora que el agua se ha retirado, prueban que alguna vez estuvieron allí. De los 2,6 millones de personas sin electricidad en la Florida, 1,5 se encuentran en el condado de Lee, donde está Fort Myers, y sus vecinos. Los refugios funcionan a pleno y los rescatistas ya comenzaron sus tareas. Hay personas llevadas de regreso a la seguridad y también hay personas muertas.

Con los caminos bloqueados por los restos de cosas, la isla de Sanibel aislada por su puente mutilado, las señales de tránsito caídas y tapadas por la arena, el barro en todas partes —en las calles, en el interior de las casas—, Fort Myers enfrenta un camino largo hasta su recuperación.

Enfoque Now es una plataforma digital dedicada a conectar e informar a la comunidad latina acerca de los acontecimientos que suceden a nivel local e internacional.

Mundo

Sacrificó su vida para salvar a sus nietas gemelas: el abuelo que murió como un héroe tras la caída de una rama

El hecho ocurrió en una zona residencial del estado de Georgia, durante una salida familiar que terminó en tragedia y conmovió a toda la comunidad por la valentía del hombre involucrado

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Un abuelo murió tras realizar un acto de valentía que salvó la vida de sus nietas gemelas de 8 años. Manuel Pinzón, de 77 años, murió el miércoles 28 de mayoluego de que una rama de árbol de aproximadamente 20 pies de largo lo golpeara en la cabeza. Las niñas, Isabella y Gabriela, resultaron ilesas gracias a que su abuelo logró empujarlas fuera de la trayectoria del tronco segundos antes del impacto.

El trágico hecho ocurrió alrededor del mediodía en el patio trasero de la casa de Pinzón en Dacula, Georgia, cuando las niñas, su abuelo y la hermana de este salieron a revisar si un cervatillo que habían visto momentos antes seguía en el área. El padre de las niñas, Jason Krause, explicó que todo sucedió tras un instante de calma: “habían vuelto a casa a contarle del ciervo y él les dijo que comieran algo antes de salir a buscar si el animal necesitaba agua o comida”, relató en entrevista con WSB-TV.

La caminata al bosque terminó abruptamente cuando, según describieron las niñas, escucharon un fuerte crujido. En ese momento, Pinzón empujó a las niñas lejos y recibió el impacto total del tronco caído. Krause contó a ABC News que la rama cayó desde unos 60 pies de altura (18 metros) y golpeó directamente la cabeza del abuelo. “Se sacrificó por ellas”, afirmó.

Un instante de alarma: la rama de 20 pies cayó desde 60 pies de altura y golpeó directamente a Manuel Pinzón

Según detalló Krause en declaraciones a WSB-TV y WANF-TV, el accidente fue precedido por un sonido que las niñas describieron como “cracking”, justo antes de que fueran empujadas por su abuelo fuera del alcance del tronco. Cuando se dieron vuelta, Pinzón ya yacía en el suelo con la cabeza golpeada.

Una de las gemelas llamó de inmediato al 911. La otra corrió hacia la casa en busca de ayuda. Uno de los paramédicos, al llegar al lugar, guió a una de las niñas para que colocara un trapo detrás de la cabeza de su abuelo con el objetivo de mantenerla estable mientras llegaban los servicios de emergencia.

Pinzón fue trasladado con vida a un hospital de la zona, pero falleció aproximadamente cuatro horas después del accidente, según confirmó la familia a WSB-TV. “Murió como un héroe”, dijo Gabriela a WANF-TV.

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Ciencia

Una poderosa tormenta solar hará visibles auroras boreales en el sur de Estados Unidos

De acuerdo con la NOAA, al menos 27 estados del país podrán disfrutar del fenómeno astronómico

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La tormenta solar prevista para azotar la Tierra ha generado una gran expectación debido a la posibilidad de que las auroras boreales sean visibles en lugares atípicos, incluidos varios estados sureños de Estados Unidos. Según el Centro de Predicción del Clima Espacial de la NOAA, esta tormenta geomagnética severa es el resultado de una erupción solar significativa detectada el viernes pasado. La llegada de esta tormenta está programada para algún momento entre la mañana del domingo 1 de junio y el lunes 2 de junio de 2025, dependiendo de la velocidad y dirección del fenómeno.

Los científicos de la NOAA han clasificado esta tormenta solar como de nivel 4 de 5en la escala de severidad, considerada muy poderosa. Esto implica la posibilidad de que los efectos en la magnetosfera terrestre sean lo suficientemente intensos como para desplazar las auroras boreales hacia latitudes más bajas de lo habitual. Geoff Steenburgh, un meteorólogo espacial de NOAA, manifestó tener cierta confianza en que este evento resultará en una tormenta severa, capaz de iluminar los cielos hasta tan al sur como Alabama y Carolina del Norte.

Las auroras se generan cuando el flujo de partículas cargadas del sol, empujadas por una eyección de masa coronal, interfiere con el campo magnético de la Tierra. Este fenómeno suele liberar impresionante luz en el cielo, principalmente verde y púrpura en altas latitudes. En lugares más al sur, como Virginia o Alabama, el espectáculo podría mostrarse en tonos más rojizos, según las indicaciones proporcionadas por NOAA y diversos expertos, como el coordinador de servicio de NOAA, Shawn Dahl, y la especialista en clima espacial Tamitha Skov.

El Centro de Predicción del Clima Espacial ha emitido alertas indicando que mientras no se esté bajo una cubierta de nubes o se imponga una fuerte contaminación lumínica, las auroras serán visibles. Sin embargo, las condiciones climáticas serán decisivas para la observación óptima del fenómeno. La NOAA prevé cielos despejados en una gran parte del noroeste del Pacífico, y en zonas del norte, como Dakota del Norte y Pensilvania.

 

El efecto de estas tormentas solares va más allá de las impactantes auroras. Históricamente, los eventos de magnitud similar han tenido consecuencias en sistemas eléctricos, obligando a desviaciones de rutas de aviones debido a interferencias de radio y afectando la precisión de los sistemas GPS. En pasadas tormentas graves, algunas redes eléctricas registraron irregularidades en el voltaje, y diversas operaciones satelitales, incluyendo las de Amazon y Starlink, se vieron obligadas a entrar en modo seguro.

 

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