Marcelo Bielsa suele dejar una huella en cada liga que dirigió y la inglesa no fue la excepción. Tras su buen legado en el Leeds United, el director técnico argentino aparece entre las opciones para tomar las riendas de un urgido conjunto de la Premier League.
Según informó el diario The Sun, Crystal Palace tendría anotado el nombre del ex seleccionador de Argentina y Chile para ser el reemplazante del francés Patrick Vieira. Las Águilas optaron por cortar el vínculo del estratega galo producto de los malos resultados y por quedar comprometidos con la pérdida de la categoría al hilvanar una racha negativa de 12 partidos sin conocer la victoria y quedar a solamente tres puntos de caer en la tan temida zona del descenso.
El Loco, que en el último tiempo también sonó para dirigir a otros elencos de la liga inglesa (en algunos casos no estuvo de acuerdo con el proyecto deportivo y en otro las instituciones finalmente se decantaron por otra opción), no es el único que aparece en carrera para calzarse el buzo de entrenador.
Según el rotativo británico el otro principal apuntado sería el español Rafa Benítez. Más atrás asoman como alternativas el austríaco Ralph Hasenhüttl, el portugués Nuno Espirito Santo, el inglés Michael Carrick y el belga Vincent Kompany. El que asuma no tendrá una tarea sencilla, ya que tras 27 jornadas solamente poseen 27 puntos, lo que los ubica a tres del Bournemouth, último club en perder la categoría (con las mismas unidades, pero con mejor diferencia de gol también aparecen West Ham y Leicester). Un escalón por detrás se ubican Leeds United (23) y Southampton (22).
Entre las principales figuras del Crystal Palace aparecen los defensores centrales Marc Guehi y Joachim Anderson, el mediocampista ofensivo Eberechi Eze y los experimentados delanteros Wilfried Zaha y Jordan Ayew.
Marcelo Bielsa, que en enero fue sondeado por el Everton, no dirige ningún equipo desde su salida del Leeds United a finales de febrero del año pasado. En el equipo ubicado en Yorkshire del Oeste estuvo cuatro temporadas, destacándose su ascenso a la máxima categoría. Anteriormente pasó por Lille y Olympique Marsella de Francia y Athletic Bilbao de España.
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La sexta ronda del Norway Chess 2025 dejó una de las escenas más impactantes y emotivas del ajedrez reciente. Magnus Carlsen, número uno del mundo, sufrió en casa una inesperada derrota frente al joven campeón mundial indio, Gukesh Dommaraju, quien se impuso ante el noruego por primera vez en una partida clásica. La tensión contenida en cada jugada marcó un duelo histórico que culminó con la furia de Carlsen y la incredulidad de Gukesh ante lo que acababa de lograr.
Desde la apertura, Carlsen llevó la iniciativa y ejerció una presión constante sobre Gukesh con las piezas negras. El noruego capturó un peón central clave y, a lo largo de veinte movimientos en el medio juego, las computadoras otorgaban a Carlsen una clara ventaja, que llegó a significar entre -2 y -5 en la valoración, equivalente a la superioridad de toda una torre. Parecía que la victoria no se le podía escapar al anfitrión.
En el movimiento 17, Carlsen se dirigió al confesionario del torneo para compartir en directo para los espectadores sus sensaciones sobre el rumbo de la partida. Mostró confianza en que Gukesh aceptaría el reto de bloquear el centro e intentar ganar, en lugar de buscar un empate rápido. “Sé que Gukesh es muy ambicioso, y espero que ahora bloquee el centro para jugar a ganar, en lugar de liquidarlo y buscar el empate. Pero, objetivamente, mi posición es buena, y me encuentro cómodo”.
Lo inesperado llegó en el final: presionado por el reloj y quizás por exceso de confianza, Carlsen cometió dos errores en los movimientos 44 y 52. Esos fallos alteraron el destino que hasta entonces parecía inevitable. El campeón mundial indio, en un ejercicio de persistencia y concentración, supo exprimir cada opción disponible. Gukesh reconoció tras la partida que llegó a pensar en rendirse: “Pero decidí que no había nada de malo en hacer unos cuantos movimientos más, y seguir luchando por si acaso. Soy muy consciente de que nadie puede ganar así a Magnus en más de una partida de cada cien. Pero hoy ha ocurrido, me siento muy feliz, y seguro que mi familia también”.
El dramático desenlace sobrevino en el movimiento 62. Al descubrir que había dejado escapar la victoria y enfrentaba una derrota inminente, Carlsen golpeó la mesa con fuerza, provocando que las piezas cayeran. Luego, estrechó apresurado la mano de Gukesh, exclamó “¡Ay, dios mío!” y abandonó el escenario visiblemente enfadado. Minutos después, su vencedor le exoneró ante los medios: “Yo también he golpeado unas cuantas mesas en mi carrera deportiva, aunque sea mucho más corta que la de Magnus. Hay incluso algún vídeo sobre eso”.
París Saint Germainrompió todos los pronósticos, no porque fuera imposible que se quedara con la final de la Champions League ante Inter de Milán, sino porque ni el más optimista fanático del equipo parisino habrá imaginado que habría una diferencia tan importante entre un equipo y otro. Fue 5-0 para los dirigidos por Luis Enrique, que se llevaron la Orejona por primera vez en su historia a Parque de los Príncipes.
Lo cierto es que este abultado resultado resultó inédito: nunca en la historia de la Liga de Campeones se había registrado una distancia semejante entre dos finalistas. Solamente en tres oportunidades un conjunto le sacó cuatro goles de diferencia al otro: Bayern Múnich al Atlético Madrid en el partido desempate de 1974, Milan al Steaua Bucarest en 1989 y también Milan al Barcelona en 1994.
Por otra parte, hasta hoy solo dos clubes habían logrado anotar cinco goles o más en una final de Champions: Real Madrid, que le ganó 7-3 al Eintracht Frankfurt en la final de 1959/1960 con un triplete de Alfredo Di Stéfano y un póker de goles de Ferenc Púskas, y el Benfica de Portugal en la final de 1961/1962, ante el Real Madrid, aunque con una diferencia más estrecha de 5-3 a favor de los lusitanos.
Los Merengues, máximos exponentes de este certamen continental con 15 títulos, son los que se mantienen como el equipo que más tantos anotaron en una final por los siete convertidos en 1960.
Hasta ahora, el PSG solamente había disputado una sola final de Champions, con derrota 1-0 ante Bayern Múnich en la temporada 2019/2020 (gol de Kingsley Coman). Luis Enrique no solamente consiguió dejar una huella imborrable en la vitrina de la institución que desde hace años está siendo manejada por jeques árabes, sino que también elevó sustancialmente el nivel futbolístico de un equipo finalista de uno de los certámenes de elite del planeta. Lo que el París no había conseguido con los galácticos Lionel Messi, Kylian Mbappé y Neymar, ahora sí lo logró con figuras de menor nombre pero un funcionamiento casi perfecto.