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“A los argentinos les gusta provocar”: el duro análisis de una gloria de Croacia

Robert Jarni, medalla de bronce en Francia 98, fue lapidario a la hora de analizar el estilo de juego del combinado albiceleste.

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argentinos provocar croacia

La selección argentina se impuso por penales ante Países Bajos y selló su boleto a las semifinales. Sin embargo, la prensa europea puso el foco en el juego brusco y en la celebración en la cara de los jugadores neerlandeses tras la conversión de Lautaro Martínez en el último penal.

En la antesala a las semifinales ante Croacia, Robert Jarni, gloria del fútbol balcánico, elevó aún más la temperatura al realizar un duro análisis sobre el estilo de juego que tienen los futbolistas albicelestes. El ex lateral izquierdo, que supo defender las camisetas de Juventus y Real Madrid, fue tercero en el Mundial de Francia 1998 y actualmente comanda a la Sub 17 de su país.

Lo que puedo decir de Argentina es que a ellos les gusta provocar. Provocan para que puedan expulsar a rivales. En su país juegan un fútbol muy duro, con muchas entradas fuertes. Es su estilo. El nuestro es diferente y espero que no caigamos en esas trampas”, esbozó durante una entrevista con el diario As. Aunque sostuvo que su selección también es dura y combativa, remarcó que “Argentina es otra cosa. Es otra manera de ver el fútbol”.

Pese a ponderar el nivel futbolístico de Lionel Messi, capitán y referente de Argentina, Jarni manifestó: “Ellos tienen a Messi, es cierto, pero nosotros tenemos a Modric, Kovacic y el resto de jugadores que son muy buenos. Además, tenemos un gran seleccionador que sabe plantear bien los partidos como ha demostrado ante Brasil. Hay que jugar con tranquilidad, mover la pelota muy rápido, mantener el balón el mayor tiempo posible e intentar cansarlos. También confiamos mucho en los jugadores de banquillo, que cuando salieron contra Brasil lo hicieron muy bien”. Y luego, añadió: “Sabemos de sobra de lo que es capaz Messi cuando coge el balón a 20 ó 30 metros de la portería. Hay que doblar el marcaje, está claro, porque si lo marca sólo uno se va a ir fácilmente. Si le metes en un espacio estrecho tendrá menos opciones”.

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El ex futbolista no ocultó su deseo de llegar a una nueva final del mundo y tener una revancha contra Francia, a quien Croacia enfrentó en la definición de la edición pasada, en Rusia 2018. “Claro que hay ganas de venganza, pero hay que ir paso a paso. Primero tendremos que eliminar a Argentina y va a ser un partido bonito de ver”.

“Para nosotros no fue sorpresa eliminar a Brasil. Siempre salimos a competir, da igual el rival. En este caso Dalic le ganó tácticamente a Tite con un gran planteamiento frenando muy bien a Vinicius y a Neymar, a pesar del gol que marcó. Estuvimos muy juntos y demostramos mucha solidez”, analizó.

Jarni, que disputó dos mundiales defendiendo a Croacia y uno a Yugoslavia (en Italia 1990), explicó: “Nos gusta mucho el fútbol, lo llevamos en la sangre y hay mucho talento. Si te dan ese don hay que ser muy tonto para no aprovecharlo. La pasión por el fútbol en mi país es enorme”.

Para cerrar, ahondó en el estilo aguerrido del plantel en Qatar 2022: “Nacemos con ello. Es el ADN croata. Queremos ganar y sabemos que cuando quieres algo se puede conseguir. Si además hay talento, como es nuestro caso, es menos complicado. Nos sentimos muy orgullosos de nuestro país y lo damos todo en el campo hasta el último minuto”.

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Magnus Carlsen explota tras perder partida con el campeón mundial de ajedrez

El joven Gukesh, de 19 años, se impuso al experimentado ajedrecista en el Norway Chess 2025

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La sexta ronda del Norway Chess 2025 dejó una de las escenas más impactantes y emotivas del ajedrez reciente. Magnus Carlsen, número uno del mundo, sufrió en casa una inesperada derrota frente al joven campeón mundial indio, Gukesh Dommaraju, quien se impuso ante el noruego por primera vez en una partida clásica. La tensión contenida en cada jugada marcó un duelo histórico que culminó con la furia de Carlsen y la incredulidad de Gukesh ante lo que acababa de lograr.

Desde la apertura, Carlsen llevó la iniciativa y ejerció una presión constante sobre Gukesh con las piezas negras. El noruego capturó un peón central clave y, a lo largo de veinte movimientos en el medio juego, las computadoras otorgaban a Carlsen una clara ventaja, que llegó a significar entre -2 y -5 en la valoración, equivalente a la superioridad de toda una torre. Parecía que la victoria no se le podía escapar al anfitrión.

En el movimiento 17, Carlsen se dirigió al confesionario del torneo para compartir en directo para los espectadores sus sensaciones sobre el rumbo de la partida. Mostró confianza en que Gukesh aceptaría el reto de bloquear el centro e intentar ganar, en lugar de buscar un empate rápido. “Sé que Gukesh es muy ambicioso, y espero que ahora bloquee el centro para jugar a ganar, en lugar de liquidarlo y buscar el empate. Pero, objetivamente, mi posición es buena, y me encuentro cómodo”.

Lo inesperado llegó en el final: presionado por el reloj y quizás por exceso de confianza, Carlsen cometió dos errores en los movimientos 44 y 52. Esos fallos alteraron el destino que hasta entonces parecía inevitable. El campeón mundial indio, en un ejercicio de persistencia y concentración, supo exprimir cada opción disponible. Gukesh reconoció tras la partida que llegó a pensar en rendirse: “Pero decidí que no había nada de malo en hacer unos cuantos movimientos más, y seguir luchando por si acaso. Soy muy consciente de que nadie puede ganar así a Magnus en más de una partida de cada cien. Pero hoy ha ocurrido, me siento muy feliz, y seguro que mi familia también”.

El dramático desenlace sobrevino en el movimiento 62. Al descubrir que había dejado escapar la victoria y enfrentaba una derrota inminente, Carlsen golpeó la mesa con fuerza, provocando que las piezas cayeran. Luego, estrechó apresurado la mano de Gukesh, exclamó “¡Ay, dios mío!” y abandonó el escenario visiblemente enfadado. Minutos después, su vencedor le exoneró ante los medios: “Yo también he golpeado unas cuantas mesas en mi carrera deportiva, aunque sea mucho más corta que la de Magnus. Hay incluso algún vídeo sobre eso”.

 

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PSG logra un récord histórico tras vencer al Inter en la final de la Champions League

Los franceses vapulearon 5-0 a los italianos en Alemania y se adjudicaron la primera Liga de Campeones de su historia

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París Saint Germain rompió todos los pronósticos, no porque fuera imposible que se quedara con la final de la Champions League ante Inter de Milán, sino porque ni el más optimista fanático del equipo parisino habrá imaginado que habría una diferencia tan importante entre un equipo y otro. Fue 5-0 para los dirigidos por Luis Enrique, que se llevaron la Orejona por primera vez en su historia a Parque de los Príncipes.

Lo cierto es que este abultado resultado resultó inédito: nunca en la historia de la Liga de Campeones se había registrado una distancia semejante entre dos finalistas. Solamente en tres oportunidades un conjunto le sacó cuatro goles de diferencia al otro: Bayern Múnich al Atlético Madrid en el partido desempate de 1974, Milan al Steaua Bucarest en 1989 y también Milan al Barcelona en 1994.

Por otra parte, hasta hoy solo dos clubes habían logrado anotar cinco goles o más en una final de Champions: Real Madrid, que le ganó 7-3 al Eintracht Frankfurt en la final de 1959/1960 con un triplete de Alfredo Di Stéfano y un póker de goles de Ferenc Púskas, y el Benfica de Portugal en la final de 1961/1962, ante el Real Madrid, aunque con una diferencia más estrecha de 5-3 a favor de los lusitanos.

Los Merengues, máximos exponentes de este certamen continental con 15 títulos, son los que se mantienen como el equipo que más tantos anotaron en una final por los siete convertidos en 1960.

Hasta ahora, el PSG solamente había disputado una sola final de Champions, con derrota 1-0 ante Bayern Múnich en la temporada 2019/2020 (gol de Kingsley Coman). Luis Enrique no solamente consiguió dejar una huella imborrable en la vitrina de la institución que desde hace años está siendo manejada por jeques árabes, sino que también elevó sustancialmente el nivel futbolístico de un equipo finalista de uno de los certámenes de elite del planeta. Lo que el París no había conseguido con los galácticos Lionel Messi, Kylian Mbappé y Neymar, ahora sí lo logró con figuras de menor nombre pero un funcionamiento casi perfecto.

 

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